Fertilización
Práctica de la Fertilización
La finalidad de la fertilización es el aporte de los nutrientes necesarios para alcanzar cosechas deseables en cantidad y calidad, a la vez que sostenibles medioambientalmente.
Las plantas absorben una determinada cantidad de macro y microelementos que pueden encontrar en el suelo. Pero estos nutrientes pueden ser insuficientes para alcanzar los niveles de cosecha esperados por lo que debemos complementarlos con fertilizantes.
El criterio general de abonado será aportar las extracciones del cultivo para un nivel de cosecha esperado. Debemos tener en cuenta que el suelo no es un medio inerte y tiene una importante influencia en la nutrición, positiva por la aportación de elementos nutritivos y negativa por la inmovilización, bloqueo o poca capacidad de retención de los nutrientes aportados.
Es necesario conocer las características físico-químicas de nuestro suelo: textura, pH, materia orgánica, fósforo, potasio, magnesio, etc. Para ello se debe realizar un Análisis de suelo que nos indique las magnitudes de los mencionados parámetros que presenta nuestro. Se puede dar el caso de que nuestro suelo esté bien surtido de algún macroelemento (Fosforo, Potasio, etc) y no sea necesario aportarle con nuestro abonado.
Una vez que conocemos las aportaciones que debemos realizar, tenemos que saber cómo se comportan los distintos fertilizantes que podemos encontrar en el mercado.
Los abonos nitrogenados pueden tener el nitrógeno en tres formas diferentes: Amoniacal, Nítrico o Ureico. El nitrógeno mejor utilizable por las plantas es el nítrico, por estar disuelto en la solución del suelo, pero por este motivo puede ser arrastrado por el agua a capas profundas, donde no llegan las raíces y contribuyendo, además, a la contaminación de acuíferos. La forma amoniacal es retenida por el complejo arcillo-húmico del suelo y por la acción de las bacterias nitrificantes pasa a la forma nítrica en un tiempo relativamente corto. Algunos fabricantes utilizan moléculas que ralentizan la acción de estas bacterias, son los abonos con nitrógeno estabilizado. La forma ureica, en contacto con agua, se transforma rápidamente en forma amoniacal, en este proceso se produce amoniaco que puede evaporarse si la urea se mantiene en la superficie del suelo.
Los abonos fosfatados provienen de roca fosfórica atacada por ácidos. Las plantas solo pueden asimilar el fósforo soluble en agua y ácidos débiles. Por esto cuando se compra abonos que contengan fósforo, tiene que indicarse el contenido total y la parte soluble en agua y en agua y ácidos débiles. El fósforo en el suelo es retenido por el complejo arcillo-húmico, de manera que no sufre pérdidas por lavado.
El potasio en los abonos lo podemos encontrar como cloruro, sulfato o nitrato, en las tres formas es asimilable por las plantas. Igual que el amonio o el fósforo, es retenido por el complejo arcillo-húmico, por tanto permanece en el suelo.
¿Cuales son las consecuencias de un buen abonado?
Las consecuencias de un abonado no se manifiestan de forma inmediata en los cultivos, por interactuar en un medio muy complejo que es el suelo. No podemos considerar la fertilización una ciencia exacta, pero siempre nos guiaremos por principios científicos a la hora de asesorar y recomendar los métodos de abonado que deben realizar nuestros socios.
La Cooperativa GLUS-I dispone de los abonos que considera que aportan las unidades fertilizantes de la forma más aprovechable por los cultivos al mejor precio posible. Fabricamos nuestros propios abonos de mezcla y además distribuimos los abonos de las empresas más prestigiosas, tanto nacionales como multinacionales.